jueves, 28 de mayo de 2009

¿Doble moral? Ninguna moral


Debería decir que estoy azorada, anonadada, asombrada, y muchas otras palabras semejantes que, como también estoy congelada, no me vienen a la mente. Pero la verdad es que no. Podría decirlo como estrategia, una de esas expresiones exageradas que uso con mis alumnos, sólo para llamar su atención sobre algún punto. Pero no. Me lo veía venir, y no por ser clarividente.


Que Patti se haya postulado como candidato a estas elecciones carnavalescas, es lógico. Dentro de su mente le debe parecer no sólo justo, sino debido. Que haya conseguido que su postulación sea aprobada por la Justicia Electoral, también es lógico: la sentencia no está firme, y mientras no lo esté, a los ojos del Derecho es un ciudadano como cualquier otro. Y, mal que nos pese, las garantías constitucionales y jurídicas que nos amparan deben ser para todos. Para estos "todos" también. Cuando empecemos a elegir a quiénes amparamos y a quiénes no, quedaremos todos desamparados.

Lo difícil de entender es que este candidato de los cultores de la mano dura encontrará sus votantes entre ciudadanos que -por miedo, por convicción, por hastío, o por quién sabe qué razones- sostienen que "el que mata tiene que morir", y terminan votando a uno que mató (y torturó, y desapareció personas) para que siga matando. ¿Doble moral?


Doble moral como la de quienes siguen defendiendo al Padre Grassi. No hablo de los amigos que lo siguen visitando y lo asisten, ni de quienes eligen seguir creyendo en una cada vez menos creíble inocencia. Hablo de quienes lo disculpan, de los que escuché frases terribles: "ustedes no saben lo que son esos chicos", "están acostumbrados a la promiscuidad, y son promiscuos", "lo deben haber provocado", "mienten". Para muestra basta un botón: una "adorable señora" mayor (según decía el videograph, tal como apareció repetido en TVR el sábado 23 de mayo) se dedicó a dejar muy claro, ante la pregunta del periodista sobre qué debía hacerse con los violadores, que su opinión era que merecían toda clase de vejámenes y una muerte cruenta (por decirlo de un modo delicado, que por supuesto no usó la dama). Sin embargo, ante la repregunta acerca de qué debería sucederle a Grassi, su tono cambió: "todos podemos equivocarnos, se merece una oportunidad". Parece que, los violadores, también se dividen en dos clases: los que deben ser ajusticiados, y los que merecen una oportunidad. ¿Cuál será el criterio, que, a juicio de la señora, debería dividirlos?


¿Dos ejemplos de doble moral? No todo se multiplica: la doble moral es, más bien, ninguna moral.