viernes, 12 de junio de 2009

Parafraseando a Martin Niemöller


Cuando abandonó a los radicales por una vicepresidencia,
guardé silencio
porque yo no era radical.
Cuando votó “no positivo” a la propuesta de su gobierno,
no me quejé
porque yo no estaba con la 125.
Cuando dijo que el patriarca, con su cuerpo aún tibio,
lo había querido de vuelta,
yo no lo refuté
porque no era problema mío.
Cuando amenazó con volver a irse
porque cuestionaron sus candidatos a las legislativas,
yo no dije nada
porque no era del Acuerdo Cívico.
Cuando se dio la mano con De Narváez
no me importó
porque a mí nunca habían estado unidos.
Cuando, por fin, nos haya traicionado a todos
ya no quedará nadie que diga nada.