miércoles, 26 de junio de 2013

Masacre de Avellaneda. A 11 años, todavía falta mucho por explicar.

Por Viviana Taylor
 
 
 
Hoy se cumplen 11 años de los tristes, trágicos, criminales eventos que conocemos como la masacre de Avellaneda.

 
Las vidas de Maximiliano Kosteki y Darío Santillán no se las llevó la crisis, como publicó por entonces Clarín, mientras cajoneaba las fotografías de Pepe Mateos hasta que fue inevitable ocultar lo que ya había sido revelado. Esas fotos del mismo fotógrafo que –por las curiosas volteretas del destino, la vida y la política- hace poco fue herido de bala en otra represión, esta vez por la policía metropolitana macrista, desatada en el Borda.
 

Por la masacre que hoy recordamos, y que se llevó la vida de dos militantes sociales, fueron condenados siete policías: los entonces comisario inspector Alfredo Fanchiotti y cabo Alejadro Acosta, quienes recibieron cadena perpetua; y por encubrimiento Féliz Vega, Carlos Quevedo y Mario de la Fuente a cuatro años, Gastón Sierra a tres y Lorenzo Colman a dos. El único civil enjuiciado fue Celestino Robledo, cuya condena fue de diez meses de prisión en suspenso, por usurpación de títulos y honores.

Otra historia es la que cuentan, en tanto, los responsables políticos de la masacre. Después de que Gendarmería realizara el peritaje en el que se cruzaron 200 mil llamadas telefónicas realizadas entre los sospechosos durante 2002, el fiscal Miguel Osorio identificó unas 80 como interesantes para intentar establecer si en los preparativos del operativo los actores políticos habían dado directivas que pudieron haber determinado la actuación criminal del ex comisario Fanciotti.

Si bien no se lograron condenas, sí se develaron indicios concretos de que el gobierno de Eduardo Duhalde planeó reprimir ese día con especial contundencia. Durante el juicio oral, el entonces Secretario de Seguridad bonaerense Juan Pablo Cafiero declaró que Atanasof –jefe de Gabinete de Duhalde- había dicho esa misma semana que los cortes a los accesos a Capital eran una “declaración de guerra”, y agregó que en esos días los políticos “echaron nafta al fuego”. Fue muy gráfica la descripción de Cafiero sobre la Policía Bonaerense, a la que comparó con “perros de presa” a los que si se les suelta la correa, atacan. Y, según su punto de vista, el 26 de junio de 2002, esos perros de presa habían sido dejados sueltos. Una jauría de perros de presa a las órdenes del gobernador bonaerense Felipe Solá, quien a pesar de estos hechos revalidó su cargo en las elecciones de 2003.

En su declaración, el ex ministro de Defensa Horacio Jaunarena se desmarcó del operativo, y responsabilizó a Juan José Alvarez (quien había sido Secretario de Seguridad) y a Jorge Vanossi (Ministro de Justicia) como responsables directos. Y el jefe de la SIDE por aquellos días Carlos Soria fue quien reivindicó el informe en el que se mencionaban a sectores piqueteros –a pesar de que nunca se habían juntado- como co-planificadores de un golpe contra el Estado.


Mientras a siete policías este nuevo aniversario los encuentra condenados, otros responsables forman parte de listas para las próximas PASO.

Alfredo Atanasof (quien, como quedó recordado más arriba, era Jefe de Gabinete del gobierno de Duhalde cuando ocurrió la masacre) busca renovar su banca, que ocupa desde 2009 por Unión Pro (la alianza que oportunamente sellaran De Narváez y Macri), esta vez desde la lista de Francisco De Narváez.

Felipe Solá (quien era por entonces Gobernador de la Provincia de Buenos Aires) después de abandonar el bloque oficialista en la Cámara de Diputados en medio del conflicto por “la 125 y el campo” y formar un bloque propio con otros peronistas disidentes, volvió al Congreso también de la mano de Unión Pro. Esta vez, busca renovar su banca desde la lista del intendente de Tigre, Sergio Massa. Una lista armada por Juan José Alvarez, ex jefe de la SIDE y coordinador desde el gobierno de Duhalde del operativo que culminó en la masacre. Del mismo Duhalde que ahora también opera para Massa, apoyando su lista.

Mejor suerte ha corrido Luis Genoud, quien protege sus sentaderas sobre un sillón en la Corte Suprema de Justicia Bonaerense.

Jorge Matzkin (que no dejó de involucrarse en otros hechos policiales), Jorge Vanossi (un radical devenido ministro duhaldista devenido macrista), Oscar Rodríguez (responsable de la base operativa de la SIDE implicada en la masacre y posterior diputado nacional duhaldista) y Aníbal Fernández (Secretario General de la Presidencia de Duhalde y kirchnerista de la primera hora) también tienen todavía mucho que aportar y explicar. Varios de ellos, incluso, hasta mucho de qué responsabilizarse.

El malogrado Carlos Soria ya no puede ni una cosa ni otra. Descansa. Quién sabe si en paz.


Por Viviana Taylor