lunes, 18 de agosto de 2014

Así interviene la CIA en Argentina



La larga mano de la CIA nos mece la cuna

 

Por Viviana Taylor

 En mis dos últimos posteos (497 días para el fin: ¿Entre el postkirchnerismo y la política vintage? y La defensa de la propiedad intelectual como caso de análisis) puse el foco de análisis en algunos de los modos en que Estados Unidos coopta voluntades en favor de sus intereses al promover y establecer sus relaciones de política exterior, en este caso, con Argentina.
Para profundizar en el contexto de análisis, es necesario mirar más allá de las estrategias –más o menos éticas, más o menos claras- con que encara su política exterior. Para comprender el modo en que Estados Unidos crea las condiciones para tal promoción y cooptación es necesario asomarse no ya a las comprensibles y previsibles formas de manipulación, sino a la directa injerencia en otros países a través de sus servicios de seguridad nacional. Veamos…

 No es novedad que el sistema capitalista mundial está atravesando una crisis estructural integral, que ha arrastrado a los Estados Unidos a una declinación irreversible.
Para evitarla, Washington ha apelado a dos estrategias complementarias:
  • En principio, la utilización de la guerra como mecanismo de disciplinamiento de la población mundial, con el fin de generar cambios geopolíticos en todo el mundo, a través de operaciones irregulares, clandestinas, y encubiertas, que incluyen a la guerra psicológica, cibernética, y mediática (es lo que llamamos guerra de cuarta generación)
  • Consecuentemente, la intensificación de una diplomacia de guerra, ampliado sus redes globales de inteligencia para espiar aliados, adversarios y aún a sus propios ciudadanos.

Julian Assange, el periodista y activista de internet australiano que se hizo conocido por ser el fundador, editor y portavoz de Wikileaks, donde ha difundido los cables de las embajadas de los Estados Unidos en gran parte del mundo filtrados por Bradley Manning, (quien cambió su nombre a Chelsea en agosto del año pasado), es una voz autorizada para dar detalles precisos sobre estas estrategias, ya que ha dispuesto en primera mano de información clasificada.
En una entrevista con el periodista argentino Santiago O’Donnell (a quien le confió los cables sobre Argentina, y que puede ser leída en su blog, en su segundo libro sobre el tema PolitiLeaks, y que publicó Página/12 en cuatro entregas entre el 23, 24, 25 y 30 de septiembre de 2012) contó que “Cada martes, el Presidente (Obama) revisa un fichero con nombres y fotos de personas para elegir a quién matar en secreto, de manera sumaria, sin ningún proceso judicial, sin ninguna supervisión pública. De hecho, mis abogados en los Estados Unidos, del Centro para los Derechos Constitucionales, intentaron abrir un caso para alertar a una persona que, según sospechaban, estaba en la lista de “asesinables”, pero el gobierno ha definido la representación legal de presuntos terroristas como asistencia al terrorismo, por lo cual los abogados estadounidenses han sido enviados a la cárcel. No pudieron siquiera alegar que esta persona no debería ser asesinada en un proceso secreto, porque esa defensa sería interpretada como una asistencia al terrorismo.”
Obama también ha presidido el ataque en contra de WikiLeaks y ha desechado cualquier investigación acerca de las torturas que aplica la CIA, los programas de secuestros y vuelos secretos de la CIA y los programas de vigilancia masiva de la población. Incluso la Agencia de Seguridad Nacional aprobó pagos millonarios a las empresas de seguridad que desarrollaron esos programas de vigilancia, empresas que conspiraron junto con el gobierno estadounidense para vigilar masivamente a la población y sus comunicaciones.”
“Obama se ha fusionado con la CIA, con el Pentágono, con la dirección impositiva. Su gobierno se ha fusionado con las instituciones a las que debía controlar. (…) Con Obama, el complejo militar industrial ha despegado como nunca antes: listas secretas de asesinatos, veinticinco bases para drones, el jefe de la CIA convirtiéndose en el jefe de las fuerzas armadas, el jefe de las fuerzas armadas convirtiéndose en el jefe de la CIA… Hay algo que no se menciona mucho en los medios tradicionales, incluyendo a los de América Latina, y es que en los Estados Unidos se está centralizando el poder bajo una sola pirámide de patronazgo definida como el complejo militar industrial. Se dirá que siempre sucedió eso, pero está pasando mucho más ahora. Las dieciséis agencias de inteligencia estadounidenses han sido agrupadas bajo un mismo paraguas. El intercambio entre los jefes de la CIA y de las fuerzas armadas significa que la CIA ha sido puesta bajo la influencia del complejo militar industrial.”
“Sin que llamara la atención, este año (2012) el presupuesto del Departamento de Estado y el presupuesto de la USAID (United States Agency for International Development, la oficina de desarrollo del Departamento de Estado estadounidense) han pasado a ser parte del presupuesto de seguridad nacional. Toda esta ficción de que la USAID era una agencia asistencial independiente, como se les decía a los latinoamericanos, ya no se sostiene de ninguna manera. Entonces, cuando ves al Presidente de Ecuador, Rafael Correa, quejarse de que Fundamedios (una ONG muy crítica al gobierno ecuatoriano) se financia con fondos de la USAID, yo me quejo también. Ya no hay disimulo. La USAID forma parte del esquema de seguridad nacional estadounidense, y eso representa un importante traspaso de poder. El Departamento de Estado solía ser un espacio de poder independiente de los Estados Unidos, lo mismo que la CIA. Y ambos han sido colocados en la misma pirámide de patronazgo, lo cual representa una consolidación del poder.”



Hablemos sobre la USAID
La Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) es un organismo al servicio del Departamento de Estado de los Estados Unidos, a pesar de que oficialmente se la describe como independiente. Su objetivo explícito es reforzar la política exterior estadounidense, a través de la distribución de la mayor parte de la ayuda exterior de carácter no militar, sea directamente o a través de agencias subsidiarias.
Claro que si está al servicio del Departamento de Estado y su objetivo es el de reforzar la política exterior, esta ayuda va a ser determinada por el tipo de política exterior que se defina y según las líneas directrices que proponga.
 
Gracias a la difusión de los documentos de la CIA que filtró Edward Snowden no necesitamos especular sobre la dirección de estas acciones: queda claro que Estados Unidos propició golpes, dictaduras genocidas, políticas económicas predatorias y élites financieras (que han quedado visibilizadas a través de su acción como fondos buitre) cuyo objetivo es la apropiación de recursos naturales, materiales y humanos de regiones cada vez más extendidas.

Por supuesto que tanto en nuestra región como en la propia Argentina todavía son muchos quienes sostienen que este tipo de intervención es fruto de una pura ficción conspirativa. Esta ceguera para ver lo evidente en las pruebas que se van sumando y no logran ser refutadas ha sido –y sigue siendo- afanosamente alimentada por los formadores de opinión aliados o cooptados por la diplomacia estadounidense a través de sus embajadas (como ha quedado revelado en los cables difundidos por WikiLeaks) y a través de la compleja red de organismos que articulan sus acciones en torno del espionaje, la formación de cuadros políticos y dirigenciales, y la desestabilización de gobiernos y economías (como han filtrado tanto Snowden como Manning).
 

Entre estos organismos, la USAID es uno de los más activos.

Si hacemos un poco de historia, esta organización tuvo un origen un tanto turbio, relacionado con el fracaso de la Alianza para el Progreso. Esta Alianza había sido creada el 13 de marzo de 1961 como un plan de ayuda para el desarrollo de América Latina, por los mismos funcionarios del Departamento de Estado que en 1947 habían creado el Plan Marshall para poner a los Estados Unidos a la cabeza de la reconstrucción de Europa durante la posguerra.

La Alianza fracasó cuando los países de la región rechazaron las condiciones que intentó imponer Estados Unidos a cambio de las inversiones prometidas. Pero Estados Unidos se anticipó: antes de que fuera definitivamente cancelada fundó la USAID en noviembre de 1961, para vehiculizar parte de esas inversiones.

A través de estos aportes financieros, la USAID fue construyendo una red de fundaciones y ONGs destinadas a difundir los beneficios del alineamiento con Estados Unidos y a intervenir en los procesos políticos de la región.

El proceso de militarización de los objetivos de la USAID al que hace referencia Assange alcanzó su punto definitorio cuando el presidente Barak Obama incluyó al general Jean Smith –un estratega militar que estuvo en la OTAN- en el Consejo de Seguridad para que atendiera sus programas de asistencia social. Y, como director adjunto, nombró a Mark Feierstein: un experto en guerras de cuarta generación y dueño de Greenbarg Quinlan Rosler (una firma que ofrece orientación estratégica sobre campañas electorales, debates, programación e investigación, experta en campañas de desinformación).

La elección de Feierstein dice mucho respecto del modo en que Estados Unidos toma decisiones de política exterior: basta con que la CIA o algún organismo similar evalúe que América Latina representa una amenaza para sus intereses, para justificar ataques preventivos. Ataques que pueden ser tan brutales como una invasión (tal como ha sucedido en Irak) o más sutiles como desestabilizando gobiernos populares.

Y resulta que Mark Feierstein es –justamente- abiertamente opositor a los gobiernos populares. Como ejemplo basta recordar que fue asesor de campaña del ex presidente Gonzalo Sánchez Lozada (1993-1997 y 2002-2003), quien hundió a Bolivia en el más miserable de los coloniajes políticos de EEUU, hasta que la Masacre del Gas lo obligó a renunciar y volver a EEUU, donde había pasado gran parte de su vida y hoy vive prófugo de la justicia boliviana amparado como exiliado político.

 
El 1º de mayo de 2013 el presidente Evo Morales convalidó la expulsión de la USAID por injerencia política y conspiración. En 2008 ya había anunciado su expulsión junto con la DEA, cuyas actividades había suspendido. Y había expulsado al propio embajador de Estados Unidos.
Dos hechos determinaron  aquella primera decisión: uno fue el convenio firmado en 2007 por el prefecto de Pando –Leopoldo Fernández- y la USAID para llevar adelante programas sociales, con el apoyo logístico a cargo del Comando Sur y la cobertura institucional de la Iniciativa de Conservación de la Cuenca Amazónica; el otro, su participación en la sublevación xenófoba y sojera de la Media Luna. Años después, otra participación de la USAID convalidaría la expulsión: esta vez a través de Wildlife Conservation Society en la disputa violenta entre los pobladores de Caranavi y Palos Blancos por el lugar de instalación en 2010 de una planta procesadora de frutas.

Días después de la expulsión definitiva el ministro de la Presidencia Juan Ramón Quintana declaró que “No se trata de una agencia inocente de cooperación filantrópica de Estados Unidos a Bolivia y al mundo. La agencia estadounidense sirvió para legitimar las dictaduras entre 1964 y 1982, para promover el neoliberalismo entre 1985 y 2005, además es un factor externo que alimenta la inestabilidad en el país desde 2006”.

No es casualidad que estos hechos hayan sido seguidos –el 2 de julio de 2013- por el episodio de la negativa al avión del presidente Evo Morales para entrar al espacio de España, Italia, Francia y Portugal (por presión de Estados Unidos) con la excusa de sospecharse que en el mismo se estaba transportando a Edward Snowden, quien buscaba asilo político mientas Estados Unidos trataba de cazarlo por todo el planeta.

Y no era para menos: la peligrosidad de Snowden está definida en relación directa con el impacto que provocó la filtración de los documentos de la CIA, al visibilizar –entre otras cuestiones- la red de espionaje que Estados Unidos expandió por todo el mundo.

En América Latina, esta red ha estado operando más fuertemente en Brasil, México y Colombia, pero también tiene en rigurosa vigilancia a Argentina, Venezuela, Ecuador, Chile, Perú y Panamá, a través del espionaje vía satélite de comunicaciones telefónicas, correos electrónicos, conversaciones online, y llamadas de voz de usuarios de Google, Microsoft y Facebook, además de toda clase de comunicaciones internacionales, faxes, e-mails, etc.

En Venezuela, el ex embajador estadounidense William Brownfield, reveló cómo su país financió la oposición al presidente Hugo Chávez. En un cable enviado desde Caracas en noviembre de 2006 y filtrado por WikiLeaks, Brownfield detalla cómo más de 300 organizaciones no gubernamentales venezolanas que en apariencia tenían objetivos humanitarios (como el apoyo a personas con discapacidad) eran financiadas por el gobierno estadounidense a través de la USAID y de la Oficina de Iniciativas de Transición (Office of Transition Iniciatives –OTI) para infiltrarse en la base política de Chávez, y desde allí  promover la división del chavismo y aislarlo internacionalmente. En el mismo cable Brownfield detalla que el objetivo estratégico de "desarrollar organizaciones de la sociedad civil alineadas con la oposición representa la mayor parte del trabajo de USAID/OTI en Venezuela”.

Parte de ese trabajo lo realizaron los canales RCTV y Globovisión, los diarios Universal y El Nacional, además de otros canales internacionales como Univisión y CNN. Su tarea primordial fue promover la idea de que Hugo Chávez era un dictador, a través de la difusión de la teoría del Departamento de Estado de los Estados Unidos, según la cual un gobierno puede ser democrático de origen pero devenir en autoritario durante su gestión. Sí: la misma teoría que vienen difundiendo por estos lares Mariano Grondona -y sus discípulos y laderos- para acusar de idénticos vicios a Cristina Fernández de Kirchner. No deja de ser graciosa la falta de originalidad manifiesta en la incapacidad para matizar los mensajes o parafrasearlos, de modo que no sea tan literalmente evidente que la pluralidad de bocas y plumas no profiere más que los ecos de una misma y única voz. Finalmente, por diversos canales, en diferentes contextos y sobre distintos líderes populistas, están repitiendo los mismos mensajes, con idénticas palabras.

El actual presidente Nicolás Maduro no ha dejado de denunciar la presencia de Estados Unidos detrás de las acciones de desestabilización y los intentos de golpe de Estado que se han venido sucediendo desde su asunción, a través del financiamiento de campañas por parte de la USAID, y con el objetivo de apropiarse del petróleo.
 

 

Así como en Bolivia, la soja también está en el centro de los conflictos con Paraguay, donde la USAID invirtió 65 millones de dólares en el proyecto Umbral, un programa que confeccionó el Manual Policial a través del cual la USAID preparó a la policía paraguaya como fuerza de choque, de la que se valió cuando los procesos políticos resultaron ajenos a  los intereses estadounidenses encarnados por Monsanto. La brutal represión policial que se desató contra el campesinado esta vez sí fue efectiva: sirvió de excusa para derrocar al presidente Fernando Lugo.

 

En Cuba, la USAID, la NED (National Endowment for Democracy), la OTI y otras agencias vinculadas con la CIA han canalizado millones de dólares para tratar de subvertir el orden socialista.  En el Malecón, la sede de la Sección de Intereses de Norteamérica (SINA) es uno de los centros de conspiración entre los diplomáticos estadounidenses y sus agentes locales.

 

Según señalan cables que fueron filtrados por WikiLeaks, la bloguera disidente Yoani Sánchez es una de las personas que se han reunido regularmente con Michael Parmly, antiguo jefe de la SINA. Desde allí se ha relacionado estrechamente con la diplomacia estadounidense en Cuba.
 
Yoani emigró a Suiza en 2002, pero en 2004 decidió regresar a Cuba. En 2007 creó su blog Generación Y con el que se integró a las acciones de la oposición en Cuba, y se hizo famosa a través de sus posteos. A pesar de que se ha mostrado como una víctima permanente del régimen castrista, ningún opositor se benefició tanto como ella: consiguió tantas distinciones internacionales en tan poco tiempo, que le suministraron suficiente dinero para vivir tranquilamente el resto de su vida (el equivalente a más de 20 años de salario mínimo en Francia, o a 1488 años de salario mínimo en Cuba).
Las filtraciones de cables diplomáticos estadounidenses también han revelado las mentiras construidas que Yoani ha mantenido a lo largo de los años a través de sus publicaciones. Además, el análisis del tráfico de sus perfiles ha desmentido su falta de acceso a internet, y sugiere que está utilizando robots informáticos para mantenerse bien posicionada en los buscadores. Del mismo modo, una cuarta parte de sus presuntos seguidores son en realidad cuentas fantasmas o inactivas. Por otra parte, Yoani emite un promedio de 9,3 mensajes por día. Para hacerlo, gasta cada mes el equivalente a dos años de salario mínimo en Cuba. ¿Quién financia todas estas actividades?
 
Al conocerse estas filtraciones, Michael Parmly se manifestó preocupado por la seguridad de Yoani Sánchez. Sin embargo, nunca ha sido molestada por el gobierno cubano.
Manning y Snowden no pueden decir lo mismo sobre el gobierno estadounidense.
 
 

Lo original de la situación es cómo la contrainteligencia cubana ha logrado permear a estos organismos, a los que periódicamente pone en descubierto. Este fue el caso, por ejemplo, de Frank Carlos Vázquez Díaz, quien durante doce años penetró el mecanismo de injerencia de la USAID, y cuya identidad como agente cubano fue revelada en marzo de 2011, cuando la justicia cubana logró condenar a 15 años de prisión a Alan Gross, quien desde la Develpment Alternatives Inc. (DAI – una subcontratista de la USAID) distribuía ilegalmente en la isla elementos electrónicos y de comunicaciones para armar una red de inteligencia. Una pena bastante menor a la que recibieron los cinco cubanos que en 1998 espiaban a los círculos terroristas de Miami, y a quienes Estados Unidos les impuso cuatro condenas perpetuas y 77 años de cárcel en total.

Recientemente, a principios de este mes de agosto, la representación cubana en las Naciones Unidas (ONU) solicitó al secretario general Ban Ki-Moon la publicación como documentos oficiales de la Organización las denuncias sobre nuevas acciones subversivas estadounidenses contra la isla, después de que las autoridades norteamericanas reconocieran la existencia de un nuevo plan financiado por la USAID para promover la desestabilización interna del gobierno cubano.  Tal admisión conllevó una aclaración por parte del gobierno: no se trataba de una operación secreta, sino “discreta”. Bué, sigamos…

Si bien estas acciones de espionaje e injerencia no son nuevas, se esperaba que la llegada de Barak Obama al gobierno de los Estados Unidos cambiara algunas cosas. Sin embargo, desde el inicio de su administración, Obama y su primera secretaria de Estado Hillary Clinton incrementaron las acciones de espionaje y subversivas contra el gobierno y el pueblo cubano, haciendo eje en las nuevas tecnologías, bajo la pantalla de la USAID. Entre las actividades subversivas figuraron el programa secreto ZunZuneo, una plataforma electrónica semejante a Twitter que buscó generar una “primavera cubana” semejante a las revueltas que por entonces se promovieron en el norte de África y Medio Oriente; y el programa Jóvenes Viajeros, que encubrió el empleo de latinoamericanos reclutados desde 2009 para incitar a sectores de la juventud cubana a actuar contra el orden constitucional. Estos jóvenes llegaron a Cuba desde Costa Rica, Venezuela y Perú, bajo la fachada de programas cívicos y de prevención de salud en VIH, con la misión de identificar liderazgos en el sector juvenil cubano, reclutarlos, organizarlos y convertirlos en agentes de cambio (o sea, organizarlos para que realizaran acciones subversivas y desestabilizadoras).

 
En Ecuador, cuyo presidente Rafael Correa no se ha mantenido precisamente pasivo ante los intentos de avance de Estados Unidos sobre su política interior y exterior, la USAID aumentó la apuesta con millonarios aportes a las ONGs opositoras, becas para sectores indígenas disconformes con la política minera, y aportes financieros para la organización periodística opositora Fundamedios.

Desde el 28 de junio de 2012 Correa ha amenazado reiteradamente con expulsar a la USAID de Ecuador. En diciembre de 2013, aduciendo “falta de acuerdo con el presidente”, la USAID anunció que se retiraría del país en marzo de 2014; decisión que postergó para el 30 de septiembre. Pronto sabremos cuál fue su verdadera decisión… O al menos la que expresará como tal.

 
Pero quizás ninguna de estas acciones sea comparable con lo que la USAID hizo en Perú, donde inició un programa de esterilización forzada.  Según el Ministerio de Salud de Perú, durante el mandato de Alberto Fujimori, entre 1995 y 2000 se esterilizaron 331.600 mujeres y 25.590 hombres con financiamiento de la USAID y UNFAPA (Fondo de Población de las Naciones Unidas).

 

Y por casa… ¿cómo andamos?

Vuelvo sobre unas palabras de Julian Assange que me han inquietado particularmente: “La USAID forma parte del esquema de seguridad nacional estadounidense, y eso representa un importante traspaso de poder. El Departamento de Estado solía ser un espacio de poder independiente de los Estados Unidos, lo mismo que la CIA. Y ambos han sido colocados en la misma pirámide de patronazgo, lo cual representa una consolidación del poder.”

Lo que me inquieta particularmente es el uso que hace Assange de la palabra patronazgo para definir esta nueva forma de consolidación del poder, que es el de la industria militar. O sea, y en definitiva, un poder que es económico.

Esta inquietud me lleva a un artículo que posteé en este mismo blog hace casi dos años: Las relaciones clientelares en cuestión, en cuyas conclusiones llegué a que distintos tipos de poder "parecerían ser, en realidad, manifestaciones diferentes de un único gran tipo de poder: el poder económico. Y todos ellos tienen poder de patronazgo sobre el poder político”.

Es interesante que Assange use esta expresión… Y lo es porque las relaciones de patronazgo encuentran su contracara definitoria en las relaciones clientelares. Estoy convencida de que no hay modo de comprender la injerencia de los Estados Unidos sobre otros Estados si no se la encuadra en el marco interpretativo del clientelismo político, en un sentido amplio.

Dos anécdotas ejemplificarán a qué me refiero.
El 27 de enero de 2006, el presidente de la Corte Suprema de la Nación Ricardo Lorenzetti asistió a la embajada de los Estados Unidos en Buenos Aires. Durante la reunión, el entonces embajador Anthony Earl Wayne le preguntó si el presupuesto judicial alcanzaba para que el sistema funcionara bien, a lo que Lorenzetti respondió que la falta de recursos le impedía adquirir la “tecnología” necesaria para mejorar la eficiencia del sistema.
Cuando una nueva reunión casi dos años después, el 15 de noviembre de 2007, Lorenzetti ya no hablaba de falta de recursos: el gobierno había destinado fondos propios para la inversión en tecnología, y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) proveía la asistencia técnica necesaria para aportar asesores para el proyecto. De lo que sí habló Lorenzetti fue de su agradecimiento por los especialistas que había aportado la embajada, y a los que les había permitido el acceso a la red informática del sistema judicial argentino, comprometiendo la seguridad del sistema frente a una potencia cuya afición al espionaje ya era harto conocida.
No fue esa la única vez –ni para la única razón- que Lorenzetti solicitó recursos. En aquella misma reunión del 27 de enero de 2006, también le anunció al embajador su interés por ser el anfitrión de una conferencia judicial panamericana, similar a la que la Corte Suprema de los Estados Unidos había organizado en 1995, con financiamiento de la USAID. Obviamente, para solicitar algo así, Lorenzetti tenía que estar seguro de la relevancia que para la USAID –y para la embajada, que intercedería en su pedido- podría tener una reunión de ese tipo. Y no fue tímido para solicitar financiamiento: pidió que se incluyeran los gastos de traslado y estadía de los juristas de todos los países de la región.
 
La Conferencia de las Cortes de las Supremas Cortes de las Américas se realizó, pero en la página de la Corte Suprema de Justicia de la Nación no consta cómo fue financiada.
 
 
¿Podría haber existido alguna traza de ingenuidad en Lorenzetti frente a sus pedidos a la embajada?
Sería rara una ingenuidad de ese tipo abrigada por alguien que llega a un puesto tan alto como el de presidente de la Corte Suprema de Justicia de la Nación.
Pero algo más abona el argumento en contra de cualquier posibilidad de ingenuidad: en enero de 2010, la diputada (PRO) Gabriela Michetti le informó a la embajadora de Estados Unidos Vilma Socorro Martínez sobre la existencia de un grupo de políticos opositores, jueces y empresarios que se reunían en secreto con Lorenzetti. Y la invitó a conocerlos, además de pedirle que les sugiriese una lista de especialistas que pudieran asesorarlos sobre temas de interés para la embajada.
No por casualidad el Grupo Clarín ha manifestado en tantas ocasiones su confianza respecto de la posición que Lorenzetti asumiría frente a temas de su propio interés. Y, cuando sospechó que podría no ser así, le hizo saber claramente a través de sus páginas –más o menos amenazadoramente, nunca solapadamente- cuál era la decisión aceptable. Tampoco es casualidad la tibieza tardía de las recientes expresiones de Lorenzetti sobre las demandas de los fondos buitre al Juez Griesa.

 
La USAID, que finalmente intervino en la capacitación tecnológica de personal del sistema judicial argentino (y podemos sospechar que lo hackeó), concentra en Argentina una red de organizaciones y fundaciones que operan por su cuenta y orden. Veamos algunas...

Entre el 8 y el 12 de abril de 2013, financió una cumbre de la derecha internacional organizada por la Fundación Libertad, para debatir sobre los populismos regionales. A la misma concurrieron el Nobel Mario Vargas Llosa y su hijo Álvaro (de una clara posición reaccionaria ante los gobiernos populares de la región), José María Aznar (el expresidente español que impulsó la invasión a Irak); el pinochetista Joaquín Lavín; el presidente de la emisora venezolana RCTV Marcel Granier, que impulsó y apoyó el golpe contra Chávez en 2002. Y, aunque se esperaba a la cubana anticastrista Yoani Sánchez, una de sus niñas mimadas, a último momento desistió de la visita. Como era de esperarse, abundaron las críticas contra los procesos emancipadores de la región, y los expositores llegaron a pedir “terminar con los gobiernos populares en curso” para reemplazarlos por “otros más modernos”. De la derecha moderna, claro. Pino y Lilita saben de lo que hablamos.

Cinco años antes, en 2008, la USAID había financiado un encuentro similar, con Vargas Llosa como animador principal, que había contado con varios expertos alineados con las políticas del Consenso de Washington: el periodista de La Nación Carlos Pagni, el excandidato presidencial Ricardo López Murphy, y el Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires Mauricio Macri (quien también preside la Fundación Pensar, co-organizadora del evento, que está integrada por diputados y políticos del PRO y es uno de los satélites más activos de la Fundación Libertad).

Tanto la Fundación Libertad como la Fundación Pensar están financiadas por el National Endowment for Democracy (NED), quien a su vez está financiada oficialmente por el Congreso norteamericano, y constituye otro de los hilos de esta red de organizaciones vinculadas con la CIA y la Seguridad Nacional.
La NED –que también financia ataques contra Cuba- fue creada por Ronald Reagan y entre sus integrantes están Terence Todman, el ex embajador en Argentina durante el gobierno de Menem, y Francis Fukuyama, aquel politólogo norteamericano de origen japonés que preanunciaba el fin de la historia que nunca llegó.


Una fundación especialmente interesante para tener en cuenta es el Centro para la apertura y el desarrollo de América Latina (CADAL). Esta fundación se instaló en nuestro país el 26 de febrero de 2003, durante el gobierno de Duhalde, y quedó legalizada el 6 de mayo, poco antes de la asunción de Néstor Kirchner. Justamente, con la llegada del kirchnerismo al gobierno nacional, la CADAL encontró su principal razón de ser en el país: sus tareas estuvieron desde el principio orientadas hacia el descrédito, la tergiversación, la manipulación de la realidad de los países progresistas del área, y del nuevo posicionamiento político de Argentina en relación con ellos y por su definición regionalista.

En abril de 2010 la CADAL fue aceptada e integrada a las organizaciones de la sociedad civil de la OEA, en el marco de la CP/RES 759, a pesar de que esta resolución exige transparencia en la estructura institucional y de financiamiento, mientras que la CADAL obtiene sus fondos de un modo bastante turbio: de agencias del propio gobierno estadounidense directamente vinculadas con la CIA y la Seguridad Nacional: la USAID, Atlas Economic Research Foundation, con sede en Washigton, el Instituto TIMBRO de Suecia, la filial argentina de la Konrad Adenauer Stiftung, la Fundación Panamericana para el Desarrollo (FUDAP), el Directorio Democrático Cubano con sede en Miami y la NED.
El financiamiento de la CADAL no sólo es turbio por el origen de estos fondos, sino también por el modo en que los reciben. Para ejemplificarlo,  voy a tomar por caso el Programa de Asistencia para Cuba, una iniciativa de la CIA promovida por el Congreso de los Estados Unidos desde 1996 con un presupuestos de 7 millones de dólares anuales, que ascendió a 59 millones cuando Bush presentó el informe de la “Comisión para asistir a una Cuba Libre”. Parte de esa fortuna le llegó a la CADAL a través de la embajada norteamericana en Buenos Aires.

Al igual que otras organizaciones entramadas con la USAID, la NED y la CIA, la CADAL aprovecha la organización de seminarios, conferencias, encuentros de intelectuales, publicaciones y cursos para construir matrices de interpretación que favorezcan la tergiversación de la realidad latinoamericana (especialmente la cubana, venezolana, ecuatoriana, boliviana y argentina) para facilitar la implementación de proyectos subversivos y de desestabilización.
Su representante regional es Gabriel Constancio Salvia (en la imagen con Hernán Alberro, Director de Programas). Salvia es un periodista itinerante que se jacta de haber escrito cientos de columnas en los diarios más conservadores del país, y que también figura como importador en Uruguay (donde la ONG tiene su segunda sede). No cuenta con ningún título superior que avale el cargo que supuestamente ocupa en la organización, pero eso no es obstáculo para que sea el responsable de la articulación de acciones de la CADAL con las de la USAID, la FUPAD y la CIA. Estas acciones están principalmente orientadas a la organización y entramado de la ultraderecha regional, y a promover las actividades de los grupos opositores de esos países.

Llamativamente, a pesar de ser un periodista en apariencia tan prolífico y de haber logrado ser financiado por tales organizaciones, las publicaciones de Salvia no descollan por su profundidad conceptual ni por la exquisitez de su vocabulario: se queja del “absolutismo” de Cristina Kirchner, caracteriza a su modelo como “piantavotos y espanta inversores”, y a su política como adoleciendo por la “ausencia de las libertades más básicas” y plena de “importantes atropellos a la propiedad privada que demoran el establecimiento de las condiciones para el progreso como lo es, por ejemplo, la confiscación de los fondos de pensiones”.  
El tema de sus desvelos, sin embargo, es Cuba. Y no es para menos: de su dedicación para denostar a su gobierno proviene su financiamiento.
Por supuesto que Salvio no está solo en este think tank, que no podría presumir de tal si no tuviese su propia corte de académicos: los escritores Marcos Aguinis y Juan José Sebrelli, los periodistas Fernando Ruiz Parra y Silvina Walger, la historiadora María Sáenz de Quesada.

Además, la CADAL publicó Lula: la izquierda al diván del editor de internacionales del diario Perfil, Ceferino Reato. Recíprocamente, con la autorización de Fontevecchia, Reato permite que Salvia publique cada mes una columna contra el Mercosur y contra Cuba.
Otros apoyos con los que cuenta son: el director periodístico de DyN Hugo Grimaldi; el editor de Noticias Tristán Rodríguez Loredo; el editor del suplemento El Observador de Perfil, Jorge Liotti; el corresponsal en Uruguay del diario La Nación, Nelson Fernández; el director periodístico de la Revista Apertura, José del Río (propiedad del empresario y político conservador Francisco De Narváez); Armando Torres, quien fuera el vocero del exministro de economía Roberto Lavagna; y el vocero de Edenor Alberto Lippi.
 
De cada una de estas personas –e instituciones- podría escribirse toda una serie de posts.

 
Como para ir haciéndonos una idea de sus actividades en Argentina, podemos citar que:
En septiembre de 2008, organizó el Foro Latino Global, un evento político-empresario en el que disertaron Felipe Solá, Javier González Fraga y Santiago del Sel, quien era el jefe de Equipos Técnicos de la Coalición Cívica.
En septiembre de 2011 entregó los premios a la Transparencia Legislativa, con motivo de la publicación del documento El acceso a la información pública de los legisladores argentinos. Es interesante ver cómo una organización que no transparenta el origen de sus ingresos, pone semejante acento en el detalle con que los legisladores informan acerca de sus ingresos y bienes. Otro detalle interesante es que, si bien el premio lo obtuvo la senadora María Eugenia Estenssoro (Coalición Cívica/CABA) y las menciones especiales los senadores Gerardo Morales (UCR/Jujuy) y Sonia Escudero (PJ-FPV/Salta), y los diputados Laura Alonso (PRO/CABA) y Héctor Piemonte (Coalición Cívica/BsAs), al presentar la mención de Laura Alonso lo que se destacó su fue trabajo en la ONG Poder Ciudadano.



La organización Poder Ciudadano es filial local de Transparency International (TI), contratista de la USAID y de la NED. Es, por lo tanto, parte del mecanismo de desestabilización de la CIA y recibe fondos de otras identidades identificadas con la inteligencia norteamericana y su seguridad nacional.

Pero no se terminan allí los vínculos de Laura Alonso con este entramado. También es la fundadora de la filial argentina de Vital Voices, la fundación financiada por el fondo buitre NML Capital de Paul Singer: una de las muestras más elocuentes del entramado político y social detrás de la cooperación internacional, las ONGs y los intentos por erosionar a los gobiernos que no son funcionales a las corporaciones económicas y financieras y a la política imperialista de los EEUU.

 


En 2013, la CADAL publicó el saludo que Yoani Sánchez le hizo llegar con motivo de su 10º aniversario, en un lugar destacado de su página web. Saludo en el que Yoani se define como colega y da por supuesto -con un tono de victimización- que la tarea de la CADAL no debe haber sido fácil, a la vez que le agradece por haberle ayudado a difundir su voz.
http://www.cadal.org/libros/pdf/Un_Balance_Politico_2013.pdf
 
También en 2013 la CADAL celebraba otro aniversario, aunque al parecer no con tanto entusiasmo como su propio cumpleaños: los 30 años del retorno a la democracia en Argentina. Y lo hizo con una publicación en la que se pregunta si es posible conservar el Estado de Derecho en el marco de una situación en la cual el Poder Ejecutivo ha demostrado una vocación “devoradora” de la competencia de los otros dos poderes estatales, despreciando desaprensivamente la seguridad jurídica de los gobernados.
En el texto se sostiene que los derechos humanos son percibidos en un registro sesgado y mal articulado al constitucionalismo, y en formas de memoria que no se hacen cargo de los dramas de nuestro pasado. ¿Un pedido de retorno a la teoría de los dos demonios, como defiende Ceferino Reato?

Por otra parte, se afirma que en las actuales formas de participación juvenil surgidas a partir de 2003 se puede observar el inicio de un ejercicio político marcadamente populista, y vuelven a evocarse los fantasmas de los “caminos ya trillados”. Y adjudican al clientelismo político las condiciones para la reproducción de las actuales formas políticas y político estatales. Sólo les faltó agregar que la solución vendrá de mano de Macri y de la vuelta a los ’90.


Para el 28 de enero de 2014 organizó el Foro Alternativo a la Cumbre de la CELAC en La Habana, con el objetivo de “generar un intercambio entre referentes de la sociedad civil, académicos y analistas de América Latina con los actores dl movimiento cívico-cubano que contribuya a un escenario de apertura política y transición democrática en Cuba.”
En la publicación de las Memorias se comienza aclarando que “por las razones que ya son conocidas y por otras probablemente corregibles, el II Foro Democrático en Relaciones Internacionales y Derechos Humanos que teníamos previsto realizar en paralelo a la cumbre de la CELAC en La Habana no pudo concretarse. Esto no redujo su impacto ni su narrativa como expresión del vigor de la sociedad civil independiente en Cuba”.
Según publica en la misma memoria, esas razones fueron que las autoridades cubanas habrían impedido la concurrencia de los participantes, ya sea deteniéndolos, impidiéndoles salir de sus domicilios o amenazándolos para que no concurrieran. Sin embargo, ninguno de los 32 países que integran la CELAC ni el Secretario General de la ONU y el de la OEA formularon condena alguna sobre los supuestos hechos. ¿Habrán ocurrido?
Como dicen, sin embargo esto “no redujo su impacto ni su narrativa como expresión del vigor de la sociedad civil independiente en Cuba”. Así que el foro, como con honestidad brutal afirmó la CADAL, no era lo importante. Lo importante era dar a publicidad el documento publicado. Y nada como un escándalo represivo para lograrlo. Aunque fuera inventado.

 

Mirar para ver,
escuchar para oír,
informarse para saber…

Vuelvo sobre las palabras de Assange que me inquietaron.
Vuelvo al uso que hizo de la palabra patronazgo para definir la consolidación del poder de Estados Unidos a través de la industria militar.
Vuelvo a mi convicción respecto de que todas las formas de poder parecerían ser diferentes manifestaciones del poder económico.
Y que todas ellas tienen poder de patronazgo sobre el poder político.

Es allí donde está el mayor riesgo para los países de la región: en ceder al sometimiento a una posición clientelar, al lugar de la debilidad. En el riesgo de abandono de la posición directriz que cada gobierno debe tener frente a sus políticas, porque tal abandono conlleva el sometimiento al arbitrio de otros poderes, cuyo interés no es lo público ni lo colectivo. Menos aún lo soberano.

La mayor fortaleza, en cambio, está en nuestras manos. En las manos de los ciudadanos. Nuestra mayor fortaleza está en la posibilidad de echar luz sobre estas formas de poder para contrarrestar la invisibilidad en la que procuran permanecer. Nuestra mayor fortaleza está en la explicitación de estas formas de dominación que se intentan promover, a fin de neutralizarlas y quitarles efectividad.

Así como las relaciones clientelares tradicionales se desarticulan con la extensión de derechos a todos los sectores de la población, este tipo de relaciones clientelares no tradicionales –en las que algunos compatriotas se ponen al servicio de intereses que no nos son propios- se desorganizan con mayor y mejor acceso a la información.

Claro que no es tarea fácil: la invisibilidad que les ha permitido consolidarse, es la misma que ha sido favorecida por su poder para incidir sobre el modo en que conformamos nuestras matrices de interpretación. Han actuado desde el poder mediático como el gran articulador de todas estas formas de poder. Por eso nuestra mayor fortaleza, en definitiva, está en saber quién es quién y dónde está parado. Está en decidir y actuar. Está en informarnos para saber. Y en elegir en consecuencia.

 

Viviana Taylor