domingo, 14 de septiembre de 2014

Federico Tessore: de gurú financiero a reciclador de profecías


Y la bola de cristal siguió rodando

Por Viviana Taylor

  

La primera vez que publiqué sobre Federico Tessore fue el 5 de junio de 2012: Federico Tessore ¿gurú o chanta?
Por entonces, había llamado mi atención este caballero. Pero mucho más el que los medios masivos, tan acostumbrados a echar luces sobre los argumentadores en favor de sus teorías apocalípticas, lo mantuvieran en relativa reserva. Sobre todo, porque sus pseudoinformes tienen un considerable peso específico sobre las estrategias con las que se promueve la construcción de una cierta percepción social sobre la realidad económica.

¿Cómo lo hace? Tessore –quien se presenta a sí mismo como fundador y CEO de Inversor Global, donde se desempeña desde junio de 2002, después de haber sido asesor de inversiones en el Citibank y en Capital Markets Argentina- viene publicando desde 2011 un spot  llamado “El fin de la Argentina”.


 
 
Este mismo spot, con algunas variaciones menores, ha sido republicado en 2012:



Y remixado en 2014. Algo que ya consideraría necesario cualquier campaña que se hubiese considerado como tal… Aunque los esfuerzos –las evidencias documentales están a la vista de quienes quieran seguir sacrificialmente este derrotero- no han sido suficientes: aquí para acceder al video
 


 

Para quienes quieran evitarse el disgusto de la factura mal hecha, del escaso criterio estético, del nulo rigor conceptual y de la desconsideración de la realidad, van algunos comentarios sobre el contenido del engendro. Y una perlita final.


Quizás una de las primeras cosas que llame la atención es la insistencia en que las personas no podemos influir en lo que sucede en la economía del país, a pesar de que sí podemos padecerla. Este argumento es necesario que sea sostenido (falsamente) en su valor de verdad (una verdad al menos, cuestionable, debatible y contextualizable) porque es el presupuesto que le permite afirmar que –consecuentemente- el informe presentado no es político.

Justamente, el informe (en realidad, deberíamos inscribirlo en la categoría de publicación publicitaria) parte de dos afirmaciones que da por ciertas y, por lo tanto, considera incuestionables:

·        No hay nada que podamos hacer más que defendernos de las crisis económicas.

·        Si alguien nos confronta con la idea de que las estrategias propuestas son ellas mismas generadoras de crisis, Tessore ya se adelantó a responder por nosotros. No es posible: y así quedamos exculpados de cualquier reproche que pudiera hacerer una conciencia moral medianamente formada –sea propia o ajena-.

 La interpretación sobre la realidad argentina que Tessore viene haciendo a lo largo de los años, sin considerar cambios de escenarios internos ni externos, no sólo está descontextualizado y resulta ajeno a todo análisis de la realidad concreta de los hechos, sino que –además-  está construido sobre falacias argumentativas: enumera hechos históricos acontecidos en contextos diferentes sin hacer referencia a ellos, y esto sin decir que –además- se trata de hechos que refieren a situaciones que no son comparables unas con otras. Parecería ofrecer muchos datos, la mayoría de los cuales no son ciertos o resultan incomprobables. Agrega cuadros, que son ilegibles y sin las referencias necesarias para poder interpretarlos. Y los pasa con la misma rapidez con la que en los primeros informes presenta algunas fotografías que apelan a la emocionalidad. Unos y otras no buscan ayudarnos a seguir un razonamiento, sino impactar contra nuestra más primitiva emocionalidad.

 En definitiva, juega con los mismos miedos que viene siendo abonados desde los medios corporativos que han encarnado la voz opositora al gobierno y a todo lo que pueda parecer afín a su modelo nacional, popular, regionalista. Y Tessore, a su vez, ha colaborado al ofrecerles el sustento de los falsos argumentos: sus opiniones son regularmente citadas por el diario La Nación, que le ha dedicado al menos tres notas, todas elogiosas.

 La primera es del 24 de enero de 2010, y difundía sus cursos y estrategias de capacitación: “Educación en internet para el interior o de exportación”.

 
En la segunda, del 16 de abril del mismo año, se difundían sus acciones de capacitación para inversores individuales: “¿Cómo aprender a invertir en la Argentina?”

 
Y apenas dos días después, 18 de abril, otra en la que se promueve una estrategia de inversión que recuerda a la de los fondos buitres. Claro que los llaman con un nombre mucho más encantador: Los ángeles que invierten en la web”.

 
Si consideramos el posicionamiento de la línea editorial de La Nación respecto de economía y finanzas, y tenemos en cuenta su grado de influencia sobre ciertos sectores de la población con incidencia sobre ellas, se va a comprender perfectamente por qué es preocupante el esfuerzo realizado por instalar las ideas de Tessore desde este medio. Una vez logrado, pasó a ser una de sus fuentes confiables y uno de sus opinólogos incuestionables a la hora de analizar la situación económica y financiera argentina.

Que La Nación sea el ariete mediático de Tessore no lo hace el único medio desde donde permea sus propuestas.

En el blog Vil Metal una de sus administradoras describe la experiencia de haber asistido a un seminario de dos semanas con Federico Tessore. El posteo corresponde al 10 de agosto de 2010.  Y le dedica dos posteos más: el 22 de septiembre de 2010 y 12 de septiembre de 2010, en plena época de impregnanción de sus ideas. Este blog está administrado por dos periodistas: Cecilia Bouffet trabaja en la Revista Noticias desde 2005 y creó este blog en 2010, asociado a un programa de radio en FM Milenium. Y Virginia Porcella es periodista especializada en economía y profesora de la Universidad Abierta Interamericana. Tiene un programa en Radio UBA todas las mañanas y un programa semanal dedicado a emprendedores en FM Palermo.

Otro blog en el que aparece la colaboración de Tessore es Punto de Vista Económico. Tampoco se trata de un blog de amateurs o principiantes, sino de profesionales y profesores universitarios que han escrito libros y colaboran en revistas de la especialidad.

También podemos citar a Business is fun. Detrás de este blog hay trabajando un grupo bastante nutrido de personas. Fernando Arocena es director de las revistas Punto a Punto y Ocio, accionista y socio fundador de Editorial CEO desde 1997, columnista televisivo en El Show de la Mañana (canal 12), asesor de marketing y comunicación para empresas. José Busaniche es periodista en Punto a Punto, donde también colabora Lucas Croce desde 2001. Mauro Duarte, por su parte, trabaja en una compañía multinacional a la que no nombra, y por supuesto, en la revista Punto a Punto. Jimena Domínguez y Consuelo Cabral no dicen mucho sobre su currículum, aunque esta última termina su presentación en el blog con la frase En fin, hay q meterle onda al tema de cambiar el mundo, es nesario.” (sic)

 
Muchos son –además- otros blogs que le han prestado (alquilado) su espacio a este video, no siempre con la aclaración de que se trata de un anuncio publicitario. Fueron los que –consciente o inconscientemente, voluntaria o involuntariamente- colaboraron en viralizarlo.

¿Si no me pregunto hasta qué punto mis posteos también colaboran con esta viralización? No creo: tengo un caudal de lectores mucho (muchísimo)  más restringido que otros blogs, mucho (muchísimo) más conocidos. Y, por otra parte, la publicación de estos videos la hago acompañada de su crítica. Mi esperanza es que en algo –mínimo seguramente, pero en algo- colaboren para desacreditarlos.

 
Y si estamos entre quienes más bien presuponen que un blog no tiene suficiente fuerza de impacto como para preocuparnos, su articulación con esos otros medios de alcance más masivo y –sobre todo- con algunos de los docentes que transitan cátedras universitarias, sí debería ponernos en alerta.


Volvamos a contenido de estos videítos: mientras Tessore nos hace un recorrido por su tiendita de horrores, nos promete generosa y altruistamente que va a compartir con nosotros sus estrategias de supervivencia. Y que, si tenemos suerte, hasta quizás ganemos algo de dinero. Quien sabe… hasta puede ser que nos hagamos ricos. Después de todo, desde 2011 viene insistiendo en que quienes han seguido sus consejos han obtenido una ganancia del 122% anual, sin que aluda a ninguna variación (en más o en menos) en los tasas de rendimiento interanuales. Una maravilla de estabilidad matemática, además de una genialidad de las finanzas.

Sus propuestas son básicamente cuatro:

1.     Hay que ocultar el dinero del gobierno, y así evitaremos pagar impuestos.
2.     Hay que comprar activos en el exterior, no invertir en el país. Y son buenas opciones el oro y la plata.
3.     Hay algo que afirma que es “100% retorno”, pero no termina de aclarar de qué se trata. La explicación, que exuda hermetismo, no me hace pensar en otra cosa que inversiones en armamentos, drogas o comercio de influencias. Aunque también podría ser esto que él hace, algo así como ser un Claudio María Domínguez, sólo que en lugar de espiritualidad express ofrece dinero express.
4.     Y por último, insiste con la compra de activos de alta rentabilidad, que por supuesto tampoco nombra, y vuelvo a oler ese tufillo a ilegalidad o simple trampa.

Estas dos últimas propuestas también me hacen pensar en los fondos buitres (ángeles de las finanzas, como él los llama). Aunque, para sacarnos las dudas, tenemos que suscribirnos a su publicación (en fin, la oferta es altruista, pero no tanto).


En definitiva, ¿qué es lo que nos dice Tessore?
Que nada tiene que ver nuestra conducta individual con lo que nos pasa colectivamente como país. Por lo tanto, no podemos influir sobre él, ni bien ni mal. Pero el país sí puede arruinarnos la vida. Y va a hacerlo.

También nos dice que hay formas de evitar la desgracia económica personal que -definitiva y prontamente- les llegará a los demás: evadamos impuestos, fuguemos nuestro dinero del país, especulemos con divisas y activos financieros. No importa si se trata de acciones legales o si estamos cometiendo delitos. Y si alguien piensa que esto sólo puede colaborar con la generación de esa crisis que Tessore viene vaticinando, él ya lo dijo primero: nada podemos hacer para influir sobre la economía. No hay responsabilidades individuales (ni siquiera penales) con consecuencias sociales.

 
Federico Tessore es un personaje peligroso. Y no lo es por la inconsistencia, la inmoralidad y la ilegalidad de sus argumentos, que casi cualquiera pueda reconocer. Lo es porque les está proveyendo esos argumentos a muchas otras personas que crean opinión pública, y a quienes sus pseudoanálisis le dan un soporte de supuesta conceptualidad académica a la que apelar cuando la cita de fuentes y de opiniones de especialistas se impone.


 

Ahora bien, ¿a qué le apuesta Federico Tessore?


En primer lugar, no se trata de otra cosa que de un negocio. El señor ha fundado una compañía que se dedica  a dar cursos y vender consejos. Así de simple. Y si esos consejos son fácilmente comprensibles para la mayoría, mejor, porque entonces más vende (y se gana mucho vendiéndole unos panfletitos por unos módicos pesos anuales a mucha gente).  Lo módico del precio es lo más interesante: no se trata de informes destinados a grandes empresas: cualquier economista o financista desecharía por burdos y primitivos los informes que se sirven de semejantes videos como publicidad. Su target somos las personas comunes, sin suficientes conocimientos pero con suficiente capacidad de paranoia como para creerle sus vaticinios.

Por eso abona a argumentos simplistas y falaces: simplemente porque son vendibles. Y si son vendibles, generan dinero.

Pero además, esos mismos argumentos simplistas y falaces también son difundidos por los medios sobre los que influye (y no porque sus dueños y editorialistas los crean ciertos, sino porque apuntan al mismo target) y a precio de tapa de diario, o gratis a través de internet, radio y televisión.

Así es como se produce una asociación en la que todos ellos ganan: Tessore logra publicidad para la venta de sus panfletos, y los medios colaboran en crear las percepciones sobre las que él fundamenta sus pronósticos y propuestas. ¿Será este su “100% retorno”?

 



 A pesar de la insistencia en que las acciones individuales no pueden impactar en el país, la intención de crear falsas expectativas que perjudiquen a la economía es clara. Pese a las ideas que promueven, saben que la economía está condicionada por el comportamiento de las personas, y que hablar de economía sólo con números es tan pobremente reduccionista como hacerlo sin ellos. En economía también se verifica algo que los especialistas en Psicología han denominado Efecto Pigmalión, y está muy estudiado en otros ámbitos, pero es perfectamente transferible: las expectativas que tienen las personas respecto de la realidad la determinan, dado que es lo que termina conformándola. Vamos a un ejemplo claro y bien actual: si los medios divulgan todo el tiempo la cotización del dólar paralelo, se va  creando la percepción de que ese es su verdadero valor; si simultáneamente opinan que en un cierto tiempo va a aumentar notablemente porque el tipo de cambio está atrasado, muchos pequeños ahorradores van a salir a comprar dólares en negro convencidos de que protegen su dinero. Ergo: el dólar aumenta, creando la ilusión de que se previó lo que iba a suceder, cuando en realidad se lo provocó. Si queremos realizar una experiencia, probemos con inocular la falsa información de que la yerba aumentará un 100% a fin de mes, y veamos qué sucede durante los próximos tres días con su stock.

 

Otro ejemplo: supongamos que se publica en un diario que no hay suficiente dinero en los cajeros automáticos para abastecer la demanda de todo el fin de semana. O más, que está faltando liquidez. Si muchos de los que leen la noticia se asustan y deciden asegurarse dinero en efectivo –que quizás ni siquiera pensaban retirar- terminarán vaciando los cajeros antes de que el dinero sea repuesto el lunes. En donde vivo, San Miguel, esto pasa todos los fines de semana. Porque bastó con que sucediera una vez, para que la conducta quedara fijada. Esto también ha sido estudiado por la Psicología: se llama aprendizaje por refuerzo único, y está asociado a la alta emocionalidad que se sintió en el momento en que un evento ocurrió: en el momento de ir al cajero y encontrarlo vacío. Por supuesto que no es esa la mejor situación para reflexionar acerca de lo que pasó: simplemente le dedicamos unos pensamientos al Banco, a la Presidenta, al Gobernador, y a la madre que nos (les) dio la vida.

Esta es la estrategia que tienen hoy ciertos medios para influir políticamente. Como no pueden determinar las líneas de la política económica, crean expectativas negativas sobre ella para influir sobre el comportamiento de la sociedad.


La Nación cometió un error al publicar –identificándolo con nombre y apellido- que sigue los caminos sugeridos por Tessore. Otros medios fueron más astutos. Sin embargo hablan de ajuste, fuga de capitales, desplome del precio de la soja, devaluación del real y su impacto sobre el peso, descontrol en los subsidios, ajuste de tarifas… Y no sienten ningún pudor cuando los datos duros de la realidad los desmienten. Después de todo, también se encargan afanosamente de ocultarlos: crearon una realidad paralela, y se esfuerzan denodadamente por sumergirnos en ella.

 

Los esfuerzos que vienen realizando para generar expectativas negativas para condicionar la conducta de los actores de la economía están claros. Y a través del clima negativo que propician, buscan influir sobre la política. Esta es la perlita que aparece en la última versión del video: se afirma que el próximo gobierno “va a tener” (sic) que tomar medidas que harán aumentar los precios, suprimir subsidios, devaluar y que todo esto generará desempleo. Ya les están preparando la justificación para las medidas de ajuste que sus candidatos –los neoliberales Massa y Macri y sus laderos secuaces, por supuesto- están dispuestos a tomar. Y la culpa, por supuesto, será de Cristina: en este videíto remixado factura 2014 también se la nombra explícitamente. Nada más parecido al gorilístico argumento de los defensores de la revolución fusiladora: las carencias económicas a las que sometió al pueblo argentino eran consecuencia del dispendio y la corrupción peronista. Y a quien confrontara con esto, paredón.

 

No podría terminar este posteo sin el detalle que hace a la delicia final: Fernando Tessore es en sí mismo un fraude, en coherencia con la inmoralidad y la ilegalidad de sus propuestas. Como cantó un catalán, “uno sólo es lo que es y anda siempre con lo puesto”. El spot que presentó y representó como su análisis sobre la realidad económica argentina no es otra cosa que la afanosa adaptación de la carta que otras personas construyeron -con los mismos fines que él decidió adoptar- para asustar a los inversores norteamericanos. Pero esa es otra historia que ya otro se encargará de contar.
 

Viviana Taylor