miércoles, 4 de mayo de 2016

Mauricio Macri en la cena anual de la Fundación Libertad


 
Mesaza en la Fundación Libertad
 
Viviana Taylor
Comienzo a escribir este artículo apenas unos minutos después de ver en la televisión pública al Presidente Mauricio Macri hablando en la cena anual de la Fundación Libertad.

No es un lugar habitual para un presidente argentino. Y extraño hubiese sido que Néstor o Cristina hubieran asistido, siendo la fundación un territorio tan resistente a todo lo que ellos representaron y representan. Resistente y reactivo: lugar que no se han privado de explicitar.
Pero no es  el caso de Mauricio Macri. Ni es un sitio nuevo para él ni para quienes lo acompañan, y lo han hecho tantas otras noches.

Pero, ¿qué es la Fundación Libertad?
¿A quiénes y qué intereses representa?
Hace casi dos años –el 18 de agosto de 2014- publiqué el artículo “Así interviene la CIA en Argentina”, en el que le dediqué unos cuántos parágrafos a la fundación.
Ese artículo había sido precedido por otros dos (497 días para el fin: ¿Entre el postkirchnerismo y la política vintage? y La defensa de la propiedad intelectual como caso de análisis) en los que había analizado algunos de los modos en que Estados Unidos coopta voluntades en favor de sus intereses al promover y establecer sus relaciones de política exterior, puntualizando Argentina.
Y en este, el tercero, profundizaba en el modo en que Estados Unidos crea las condiciones para tal promoción y cooptación, a través de la injerencia directa en otros países a través de sus servicios de seguridad nacional.
Así fue como apareció en escena la USAID (Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional), el  organismo al servicio del Departamento de Estado de los Estados Unidos, encargado de reforzar la política exterior estadounidense, a través de la distribución de la mayor parte de la ayuda exterior de carácter no militar, sea directamente o a través de agencias subsidiarias.
Gracias a la difusión de los documentos de la CIA que filtró Edward Snowden no necesitamos especular sobre la dirección de estas acciones: queda claro que Estados Unidos propició golpes, dictaduras genocidas, políticas económicas predatorias y élites financieras (que han quedado visibilizadas a través de su acción como fondos buitre) cuyo objetivo es la apropiación de recursos naturales, materiales y humanos de regiones cada vez más extendidas.

Por supuesto que tanto en nuestra región como en la propia Argentina todavía son muchos quienes sostienen que este tipo de intervención es fruto de una pura ficción conspirativa. Esta ceguera para ver lo evidente en las pruebas que se van sumando sigue siendo afanosamente alimentada por los formadores de opinión aliados o cooptados por la diplomacia estadounidense a través de sus embajadas (como ha quedado revelado en los cables difundidos por WikiLeaks) y a través de la compleja red de organismos que articulan sus acciones en torno del espionaje, la formación de cuadros políticos y dirigenciales, y la desestabilización de gobiernos y economías, tal como han filtrado tanto Snowden como Manning, y a pesar del retroceso en estos dos últimos años de las políticas populares: justamente para consolidar tal retroceso.

Entre los organismos direccionados hacia este fin, la USAID es uno de los más activos. No sobreabundaré aquí en su descripción, ni en la de sus relaciones con los fondos buitres (a través de Paul Singer), el Poder Judicial (con Lorenzetti a la cabeza), ni el Diario Clarín, dado que ya lo hice en el artículo que más arriba he citado (Así interviene la CIA en la Argentina).

Sí, en cambio, voy a volver sobre la acción conjunta de dos de las fundaciones que en Argentina forman parte de la red de organizaciones que operan por su orden: la Fundación Pensar y la Fundación Libertad.

 


 


 
En 2008 la USAID financió un encuentro de la derecha internacional, que tuvo al Nobel Mario Vargas Llosa como animador principal, y contó con varios expertos alineados con las políticas del Consenso de Washington: el periodista de La Nación Carlos Pagni, el excandidato presidencial Ricardo López Murphy, y el por entonces Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires Mauricio Macri (quien también preside la Fundación Pensar, que está integrada por diputados y políticos del PRO y es uno de los satélites más activos de la Fundación Libertad).

Entre el 8 y el 12 de abril de 2013, la USAID volvió a financiar otra cumbre de la derecha internacional organizada por la Fundación Libertad, para debatir sobre los populismos regionales. A la misma volvió a concurrir Mario Vargas Llosa, su hijo Álvaro (ambos con una clara posición reaccionaria ante los gobiernos populares de la región), José María Aznar (el expresidente español que impulsó la invasión a Irak); el pinochetista Joaquín Lavín; el presidente de la emisora venezolana RCTV Marcel Granier, que impulsó y apoyó el golpe contra Chávez en 2002. Y, aunque se esperaba a la cubana anticastrista Yoani Sánchez (una de sus niñas mimadas) a último momento desistió de la visita. Como era de esperarse, abundaron las críticas contra los procesos emancipadores de la región, y los expositores llegaron a pedir “terminar con los gobiernos populares en curso” para reemplazarlos por “otros más modernos”.  Un proceso que, tres años después, podemos considerar que les está resultado exitoso.
 
Tanto la Fundación Libertad como la Fundación Pensar están financiadas por el National Endowment for Democracy (NED), quien a su vez está financiada oficialmente por el Congreso norteamericano, y constituye otro de los hilos de esta red de organizaciones vinculadas con la CIA y la Seguridad Nacional estadounidense.
Una acotación al margen: la NED –financista de los ataques contra Cuba- fue creada por Ronald Reagan y entre sus integrantes están Terence Todman, el ex embajador en Argentina durante el gobierno de Menem, y Francis Fukuyama, aquel politólogo norteamericano de origen japonés que preanunciaba el fin de la historia que nunca llegó, pero esta élite de la derecha insiste en instaurar.


En estos momentos, mientras termino de tipear este nuevo artículo, el ya presidente Mauricio Macri preside la cena anual de la Fundación Libertad. Una vez más el invitado de honor es Mario Vargas Llosa.
El mismo que durante la tarde concedió un “ciclo de entrevistas” a periodistas.
Periodistas escogidos, por supuesto, de entre una lista muy breve. Demasiado para ser un “ciclo”: la Fundación Libertad publicó en su cuenta de tuiter las fotografías de las dos entrevistas que le hicieron.


Una, para canal 26, realizada por Clara Mariño y Ceferino Reato, quienes suelen invitar al programa que comparten a miembros de estas fundaciones, que hoy son funcionarios del gobierno nacional. Reato, incluso, presentó su último libro en la Fundación.  

Otra, hecha por Joaquín Morales Solá, periodista estrella tanto de La Nación como del Grupo Clarín. Quizás sea esta estelaridad la que le mereció estar a solas con el ya habitual Nobel, y aparecer con nombre propio en el tuit de la Fundación.

Si hubo otras entrevistas, por otros periodistas, parece que no merecieron ser destacados por la Fundación.

Volviendo a la cena, este año tienen mucho para festejar en Argentina.
Y en América Latina, mucho por proyectar.
 
Cambiamos. Y celebran el cambio en marcha.
 
 
Viviana Taylor