martes, 26 de julio de 2016

Resolución 166 - E/2016: Con permiso para espiar


Con permiso para espiar

Cada día más cerca del mundo orwelliano





Viviana Taylor


Gracias a la Resolución 166 E/2016, la Jefatura de Gabinete nacional está autorizada para utilizar los datos personales de todos los ciudadanos que estén registrados en las bases de información de la Administración Nacional de Seguridad Social (ANSES). O sea, prácticamente de TODOS los ciudadanos. ¿Con qué finalidad? La explicitada es que se los usará para aplicarlos a estrategias de comunicación del gobierno nacional. Y ya sólo con ella es bastante: dado el año electoral que se avecina, en un clima de conflictividad social creciente, no es precisamente poco. Más bien tiende a demasiado

Dicha resolución establece un convenio firmado entre la Secretaría de Comunicación nacional y la ANSES, y fue publicada el 25 de julio en el Boletín Oficial.

Por el convenio, que tiene una duración de 2 años, la ANSES remitirá periódicamente su base de datos relacionada con Nombre y Apellido, DNI, domicilio, teléfonos, correo electrónico, fecha de nacimiento, estado civil y estudios de los ciudadanos, a la Secretaría de Comunicación, datos que le permitirán "instrumentar las políticas de comunicación pública" oficial, que incluirán estrategias de comunicación vía "redes sociales", hasta "comunicaciones electrónicas, telefónicas, conversación persona a persona de forma de lograr un contacto individual e instantáneo".

Un detalle que a los medios que analizaron la resolución se les ha pasado por alto es que se establece la intención de  limitar el excesivo  uso de los sistemas por hora de Ráfaga de Transacciones. Y parecería ser una buena intención... Hasta que nos preguntamos qué es una ráfaga de transacciones, Y por qué se les podría ocurrir "limitarla".

A pesar de que entre las operaciones de comunicación que se enuncian no se explicita la apelación a operaciones mecánicamente programadas, las transacciones en ráfaga son un tipo particular de ellas: son las  que permiten realizar el envío de archivos -valga la redundancia- “en ráfaga”. Es decir, se preparan todas las operaciones de comunicación que se desean realizar y se las envía en una sola transacción. Así, con un único envío se llega automáticamente a ¿miles? ¿millones? de personas. Nada más alejado de la “conversación persona a persona” y del “contacto individual e instantáneo” que sí se explicitan.

Sería interesante que –dada tanta imprecisión sobre esto- quedara más claro a qué se refieren con “excesiva utilización del sistema por hora”: ¿cuántos mensajes por hora debería recibir cada ciudadano en su teléfono, su correo electrónico o en sus redes sociales para que se considere que han sido “excesivos”? ¿Y cuántos por día? ¿Por semana? ¿Por mes? ¿Por año? ¿Qué horas serían “excesivas”? Un llamado por hora, entre las 0 y las 5am, ¿sería utilización excesiva? ¿O sería moderada –aunque inconveniente- por tratarse de una única llamada por hora? ¿Podrían argüir, incluso, que la utilización de la operatoria ha sido respetuosa y hasta escasa? Y si tengo una cuenta de correo electrónico personal y una de trabajo, un celular personal y además un teléfono de línea en mi domicilio, una cuenta en Twitter y otra en Facebook, ¿me llegarán ráfagas de mensajes que encontraré en cada uno de ellos? ¿En el teléfono los encontraré en mi cuenta de WhatsApp, en la mensajería y en mi Hangouts, mientras mi teléfono sigue llamando? 
En total: ¿cuántos mensajes, en cuántos formatos y en qué soportes, debería recibir cada persona para que se consideren excesivos?

Por otra parte, volvamos… Si la idea es hacerle llegar a cada uno mensajes con “información de acciones de gobierno, y con mensajes de utilidad pública que le resulten de relevancia”, ¿para qué necesitan todos los datos que la resolución les permite obtener? Salvo que lo relevante sea tenernos perfectamente identificados…

Por caso, hoy -26 de julio- estuve en la ANSES. Pedí mis datos personales, y efectivamente me entregaron una impresión en la que aparecen todos esos datos, pero hay algo más: están los nombres de mis hijos, con sus respectivos CUIL y fechas de nacimiento. ¿Esos datos se obviarán cuando los remitan al gobierno? ¿O –ya que están archivados de esa manera y son también información sensible para atención personalizada para determinar qué me puede resultar relevante- los van a dejar?

Pero los datos de mis hijos no aparecen sólo entre los míos. También –sospecho con justa evidencia- deben aparecer entre los datos de su padre. Entre los que, además, aparecen los datos de otros hijos que a su vez están entre los datos de otra madre… Qué interesante para construir las redes familiares.

Vaya si es información sensible…

Pesar que cierto oposicionismo emocional vernáculo hizo tanto escándalo cuando se comenzó a implementar la tarjeta SUBE aduciendo que a través de ella se iba a controlar dónde estaba cada quién, cómo había llegado y cuándo.

La fantasía de ser espiados se ha concretado.

Viviana Taylor